Mi encuentro con el Mar
- WaveCrest
- 14 ene
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Actualizado: 10 jun
Trabajar en el mar puede ser una experiencia transformadora y llena de aventuras. Hoy quiero compartir mi historia como parte de este desafío. Soy Grego, socio de Wave Crest, y hace ya unos cuantos años tuve mi primer encuentro con el mar al emigrar a España para trabajar como socorrista en la hermosa Costa Brava. Gracias a esta experiencia, se presentó una oportunidad única: unirme a la ONG "Open Arms", donde formé parte de las misiones de rescate de refugiados en la frontera de Libia.

Misiones de Rescate: Aprender Bajo Presión
En estas misiones, mi principal responsabilidad era la búsqueda y rescate de refugiados. Aunque no desempeñaba el rol tradicional de marinero, esa experiencia me permitió aprender de manera directa y profunda todo lo relacionado con la seguridad marítima y la coordinación de un equipo de rescate. La tripulación nos brindaba formación constante, lo que nos permitía operar de manera más efectiva y segura.
Durante seis misiones de aproximadamente 15 a 20 días cada una, adquirí conocimientos valiosos sobre la búsqueda, el rescate, la atención médica de emergencia y la navegación, entre otros aspectos. Esa experiencia no solo me permitió salvar vidas, sino que también me proporcionó una base sólida para mi carrera de marinero. Aprendí a trabajar bajo presión, a tomar decisiones rápidas y efectivas en situaciones de alto riesgo, y a colaborar estrechamente con un equipo diverso y comprometido. Las lecciones adquiridas en esas misiones han sido fundamentales en mi desarrollo profesional, y hoy las aplico en cada proyecto que emprendemos, asegurando que nuestras operaciones sean no solo eficientes, sino también seguras, mientras mantenemos un firme compromiso con el bienestar de las personas a nuestro cargo.

Un Nuevo Comienzo en Mallorca
Gracias a esta experiencia, decidí presentarme en los puertos de Mallorca con mi currículum en mano, en busca de un trabajo como marinero. Fue así como logré concretar una entrevista con la empresa Robinson, ubicada en Puerto Pollensa. En esta empresa, fue donde verdaderamente comencé mi carrera como marinero, trabajando en un catamarán de 75 pies y con capacidad para 75 pasajeros. Aquí trabajaba cumpliendo con la función de marinero de cubierta. Esta etapa marcó un punto de inflexión en mi vida profesional, ya que fue el momento en que pude aplicar todo lo aprendido a lo largo de mi carrera y sumergirme de lleno en las labores diarias del mar, consolidando la base que más tarde me llevaría a formar parte de Wave Crest.
En esta empresa, tenía una variedad de tareas que incluían maniobras de atraque y desatraque, izado de velas, anclaje, mantenimiento de la embarcación, atención de un pequeño bar y, sobre todo, asegurarse de que los pasajeros tuvieran una experiencia inolvidable.
Cada día representaba un nuevo desafío, y fue allí donde realmente comprendí la importancia de la atención al detalle y el trabajo en equipo para ofrecer un servicio de calidad. Aprendí a gestionar diversas responsabilidades a la vez, siempre manteniendo la seguridad y el bienestar de los pasajeros como mi prioridad. Esta experiencia fue clave para seguir desarrollándome como marinero y profesional del sector.

La Rutina Diaria: De la Mañana a la Noche
La jornada laboral comenzaba a las 5 a.m., y a las 6 a.m. ya estábamos embarcando a los pasajeros que habían comprado un ticket para la excursión de amanecer y delfines. Era una experiencia única tanto para los turistas como para nosotros, ya que, además de ofrecer un servicio de calidad, teníamos la oportunidad de disfrutar del mar en su momento más tranquilo, al amanecer. Durante la excursión, me encargaba de que todo estuviera en orden: desde la seguridad de los pasajeros hasta la correcta ejecución de las maniobras y el mantenimiento de la embarcación, mientras mantenía un ambiente agradable para que los pasajeros pudieran disfrutar plenamente de la experiencia. Cada día, la rutina era exigente, pero gratificante, ya que sabía que estaba contribuyendo a que los visitantes vivieran un recuerdo inolvidable.
Continuando con el día, realizábamos otras excursiones en las cuales navegábamos menos, pero hacíamos varias paradas para que los turistas pudieran disfrutar de las asombrosas calas y recovecos del norte de Mallorca. Cada parada era una oportunidad para que los pasajeros se maravillaran con la belleza del paisaje y se sumergieran en la tranquilidad del mar. Así, cerca de las 20 hs, terminaba nuestra jornada.
Cabe destacar que no todos los días eran tan cargados, pero si tu idea es trabajar en el mar, lo más probable es que las jornadas no sean de tan solo 8 horas. Las empresas que operan en destinos turísticos tienen una temporada limitada, por lo que deben aprovecharla al máximo. Esto implica jornadas laborales más largas, sobre todo en los momentos de mayor demanda, cuando se realizan excursiones de día completo. Es un trabajo exigente, pero también muy gratificante, ya que cada día trae consigo nuevos retos y oportunidades para aprender y crecer en el oficio.